domingo, 8 de febrero de 2009
El enemigo real es interior, no pesa 600 kilos y tiene cuernos, nuestro enemigo es el miedo que nos paraliza. Vencer ese miedo es la prueba de vida real. Esa sensación que acelera el pulso, que estalla en la nariz ensanchando las fosas nasales como un golpe, dándonos más energía para evitar el riesgo máximo. Esta ebullición de adrenalina controlada que nos salva y diferencia del animal-dios, haciéndonos diferentes y haciéndonos humanos. Este subidón, este pelotazo, es como colocarse, genera adicción. Es como morir y vivir continuamente
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