viernes, 3 de julio de 2009
Después de dar infinitas vueltas en círculo lo entendé. No se trataba de encontrar por fin la salida sino simplemente de cambiar de dirección. Descubrí que hay una gran diferencia entre acompañar y depender y que tenía también la habilidad de lograr ambas. Entendí, sobrevolando mis espectativas, que se es la única solo cuando se está sola y que la competencia me anima, me estimula a querer un poco más. Afirmé con lágrimas de dolor y orgullo que no quiero que viajes conmigo a cuestas sino que quiero recorrerlo todo con calma y poder ver que tus huellas y las mías fueron a la par.
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